Biografía

Promediaba el cuarto día del noviembre del año 1980 cuando llegué a la vida. Mi madre; Viviana Amarillo, se había casado poco más de un año antes con mi padre; Miguel Contard.
Tiempo después trajeron a mi hermano Juan Pablo, y así quedó conformado el escenario ideal para crecer, jugar, explorar, intentar, formarme, avanzar y llegar hasta hoy.
Una infancia genial es lo mejor que se puede tener. Con el tiempo nos fuimos dando cuenta que el mejor regalo que nos pudieron dar nuestros padres fue no darnos todo, sino lo necesario.

Me gusta viajar. Quizás nuestras vacaciones de niño no eran como las de los chicos de hoy día (el mar, las montañas nevadas, Disney con mucha "suerte"). Nosotros al terminar las clases cada año nos subíamos al Renault Doupín con arranque a manija y visitábamos parientes en varios puntos de nuestra provincia de Entre Ríos, desde Colón hasta Clarita, pasando por San José y Villa Elisa; para luego regresar por San Salvador y Villaguay. Todas ciudades hermosas con gente inolvidable. Nos llegábamos a quedar varios días a veces, y otras sólo de paso a compartir una tarde o un mediodía.

Me gustan las películas. Quizás porque cuando éramos chicos jugábamos con mi primo Lucas a coleccionar "carteleras" o afiches de cine que aparecían en los diarios de la época. Nuestro periódico local (el La Calle) tenía una página de Sociales, mientras el La Nación que me traía mi madre de la casa de familia donde trabajaba, tenía toda una sección entera dedicada a las películas en cartel.
Además a veces conseguíamos afiches reales del Cine local que servían para empapelar temporalmente nuestra pieza.

Me gusta la música. Quizás la afición proviene de mi padre, que siendo aún joven, al entrar a la Policía Federal, ya empuñaba una guitarra animando las farrungas con los compañeros.
Si bien esa misma guitarra, cuando éramos apenas púberes la usábamos como un juguete más y eso devino en su deterioro y olvido total.
Más tarde, cuando yo tenía 12 años comenzamos de nuevo con la ambición de aprender de la mano de los Talleres Municipales de canto y guitarra. Incluso mis padres se sumaron con el tiempo a aprender las artes musicales con nosotros.
Por supuesto que es una costumbre que no he dejado, y siempre encuentro algún pretexto para volver a empuñar la guitarra y entonar alguna que otra balada, mía o de otros.

Todo esto se relaciona también con el gusto por leer y escribir. Aunque no soy un muy ávido lector, suelo deleitarme con obras de Javier Villafañe, Julio Verne o Constancio Vigil, entre otros...
Y de vez en vez me gusta sentarme y divagar historias, plasmándolas en papel como queriendo dejar una huella ante el inescrupuloso paso del tiempo.
Tales "vicios" me han llevado por varios caminos, en los que conocí mucha gente y he vivido experiencias muy enriquecedoras.

Desde niño me regalaron libros, sobre todo la patrona de mi madre, la señora Charo; quien después de los años de secundaria sería una de mis profesoras y mentoras en mi faceta profesional bibliotecológica.
Estudié la carrera de Bibliotecología con el mejor grupo de amigos que pude llegar a tener. Después de recibirme y tras un año de búsqueda conseguí una suplencia de 20 días en una escuela de Villa Elisa. Ahí conocí gente que al año siguiente (2003) me contactó con la siguiente institución que me recibiría en su biblioteca: la Escuela Nº 19 "9 de Julio" de La Clarita.
Así que el pueblo donde visitábamos a una de las tías de mi padre cuando niños, se convertía en mi segundo hogar durante 5 años consecutivos. Tiempo rico en experiencias como catequesis, un grupo de rock con amigos, la filmación de mi primera película con ellos y con el resto de la gente, y largas jornadas que llegaron a reflejarse en canciones y algunos cuentos...

A la vez, y para no perder tiempo, le daba "otra vuelta de tuerca" a mi historia en lo que a los vínculos se refiere. En 2003 conocía a mi amiga Marisol. Después, mi novia Marisol. Y hoy, mi esposa y compañera eterna Marisol.
Y ahora también puedo decir que "completo" es una de las palabras que más me definen. Gracias a Ella, y a nuestros frutos: Valentino (14) y Victoria (9).
Ellos me acompañan y apoyan en todos mis proyectos como persona. Desde mis caprichos musicales y literarios, hasta mis trabajos como bibliotecario escolar y como profesor de Clasificación en la carrera de Bibliotecología que oferta la Universidad Autónoma de Entre Ríos, en mi natal Concepción del Uruguay.

Todo lo demás, son detalles. Para dar cuenta de varios de esos detalles, existen en la nube páginas como éstas.

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(Junio de 2021)

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